viernes, 2 de abril de 2010

Naufragio

Los restos del naufragio

Del navío llamado Amor

Que el tiempo acompañó

Por distintos huracanes

Hoy yacen desolados

Entre los pliegues húmedos

de sabanas de arenas

y sueños de aventuras.

Bravío en mil tormentas,

Que en los años lo acosaron,

Sucumbió en la suave brisa

En el encanto fugaz,

Transitorio y escaso,

De un istmo franco

Que desmanteló sus ímpetus

Durante tanto tiempo acumulados.

La proa hundida en tierra,

Esconde la vergüenza,

Que oculta su altivez derrotada.

Desparramados leños,

De lo que fuera ostentosa

Y fuerte arboladura,

Escapan a los esfuerzos,

De reconstruir lo destruido,

Mecidos por inquietantes olas,

Mellados por constantes vientos,

De caminos transitados,

Imposibles de desandar

Por mas que el esfuerzo vano

Intente reconstruir hoy,

Lo que la impericia en la conducta

Destruyo, lamentablemente ayer.

Tal vez, bogando quede,

Solo un chinchorro,

Débil señal de salvamento

Que busque sobrevivientes

En las salobres olas,

Cual lágrimas acumuladas,

O en los ásperos acantilados,

Murallas inaccesibles

Que impiden todo regreso

A lo que otrora fuera

La serena tierra firme.

No fue mas que en una tarde,

Y muy a las apuradas,

Que pude observar la nave

Que llevaba “Amor”

Por todo nombre.

Breve y fugaz contacto,

En que ni siquiera

Pude rozar la tela

Del velamen que cubría

Sus encerrados secretos.

Hoy, en mis alucinados desvaríos

Imagino que hubiera sido

El naufragar en su seno,

Y quedar, por siempre,

En sus arenas esparcido.