Vaciándome en el nebulario
de tu tránsito acompasado,
en absurdas búsquedas
se suicidó mi empeño
bajo tus manos, justo allí,
donde soy prosa pagana,
decadente empeño cordial,
astuta palabra opinada.
Alumbramiento de lo fugaz,
en terco y torpe bendición
que emerge del secano
en repentina inspiración.