lunes, 16 de enero de 2017

Enero es un hotel


Se rompe una esquina y promedia enero.
La risa se esconde tras una persiana.
en sus telas proyectan caricias las arañas.
Caídas en el suelo de una cantina, las sillas
bostezan vacías atmósferas desesperadas.
Se aburren espejos donde se miran los nadie,
tres pasos más allá, se pierden sonrisas
anestesiadas de las realidades de siempre.
Las auroras del exilio aún no pisan las veredas
sobre el vértigo marginado de las calles.
Entre huecos erguidos los pies golpean
un desganado ritmo de antigua permanencia.
Nos dejaron solos soñando atrapar una paloma,
en enero no hay palomas ni aullidos de gatos.
Enero es un hotel que no se ocupa.

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